Egipto, tierra de faraones

lunes, 19 de mayo de 2008

Paula Royo. Siempre hemos considerado los períodos del Gótico, Renacimiento y Barroco como los mayores legados arquitectónicos; bien es cierto que supusieron un antes y un después en la nueva concepción del arte, sin embargo y muchos siglos antes, aproximadamente unos 3000 años atrás, existió una civilización nacida en las orillas del río Nilo que construiría las mayores obras arquitectónicas de la historia, las majestuosas pirámides. A primera vista parece casi imposible que un puñado de hombres fuese capaz de levantar a las grandes faraonas de Egipto, sin tan apenas medios para poder llevar a cabo esta ardua tarea.

La majestuosidad de las pirámides sólo fue comparable al reinado de los artífices de su creación, los faraones; encarnación del Dios Ra, el Sol de la mañana, la Luna de la noche. Los grandes reyes del pasado no conocían los límites de su poder, cuanto mayor había sido su reinado mayores eran los palacios, monumentos en su honor y, sobretodo, las pirámides, que a su muerte se convertirían en sus “propios cementerios”. Los faraones y grandes reinas egipcias (decir que fueron menos las mujeres que los hombres) eran enterrados junto con sus riquezas, alimentos, animales y objetos de la vida cotidiana en la cámara central de la pirámide, lo que les permitía, según sus creencias religiosas, reencarnarse y vivir una nueva vida rodeada de lujos.
Tan extraordinaria fue esta civilización, que la podríamos considerar como la cuna de todas las culturas. Fue aquí donde se desarrollaron los jeroglíficos, tomado por los investigadores como el primer alfabeto conocido en la historia del hombre, concretamente en el 3.100 a.C, quizás sea una de las piezas claves para el posterior desarrollo del alfabeto romano y por consiguiente, para el actual tipo de escritura. En este mismo año se produjo otro avance, esta vez en el campo de las matemáticas, fue usado por primera vez en el mundo el Sistema Decimal. Tan amplios fueron los conocimientos de estos héroes de la historia, que inventaron el papel, más conocido como papiros en el 3.000 a.C, decenios más tarde, concretamente en 1.860 desarrollaron un de canal desde el mar Rojo hasta el río Nilo que permitió el transporte de mercancías. Junto a estos descubrimientos se produjo la creación del calendario que posteriormente sería utilizado en la Edad Media por su regularidad y su exactitud, por último decir que en el 1.500 a.C se creó la primera fábrica de vidrio del mundo, los egicios trabajaron el cristal como pocos, su meticulosidad fue extrema y muy elegante.
Lo cierto es que todo Egipto es una gran obra de arte. Nos encontramos ante un país situado en el nordeste del continente africano rodeado en su gran mayoría por el majestuoso e interminable desierto del Sáhara pero si por algo es conocido este singular país es conocido por su civilización antigua y sus monumentos como la ciudad de Luxor en donde se encuentra el archiconocido Valle de los Reyes, lugar donde se encuentra la mayoría de la tumpas faraónicas del Nuevo Imperio; o el templo de Karnak, el complejo religioso más importante del Egipto Antiguo. Como todos sabemos y por lo que realmente es conocido este exótico país es por sus pirámides, las más famosas son las de Giza construidas en honor de los faraones Keops, Kefrén y Micerino; las pirámides de Giza es una de las siete Maravillas del Mundo. Otra de sus míticas obras arquitectónicas es la Gran Esfinge, de más de 2o metros de altura de los cuales 5 están dedicados al rostro.

Son obras colosales que podrían compararse al gran Coliseo romano, tamaños imposibles, monumentales, grandiosos. Para conseguir levantar los monumentos faraónicos los egipcios inventaron el mortero, un compuesto formado por cemento, agua y arena, la base de todas sus construcciones. La magnitud de estas obras representan el pasado de una civilización rodeada de lujos, el omnipresente Dios Ra reencarnado en el faraon, las clases más bajas esclavizadas, el culto a sus numerosos dioses (profesaban la religión politeísta), sus grandes palacios de mármol, su inteligencia impensable para esos tiempos. En definitiva, una civilizacón que cayó bajo el yugo del más grande de todos los imperios, los invencibles y poderosos romanos.

No moriré sin visitar este grandioso país. Debe ser una sensación indescriptible, sentirte insignificante ante el poderoso desierto del Sáhara, pero todavía más ante las verdaderas reinas de Egipto, las colosales pirámides.

Vía | Wikipedia Arte e Historia

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